Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 42
Trata en este capítulo como después de aber dado de comer el Monteçuma y Çihuacoatl Tlacaelel a todo el pueblo mexicano y, dádoles de bestir en tanta nesçesidad y hanbre, les haze al pueblo una solene prática de consuelo; como, de hambre grande que abía, bendiesen, enpeñasen sus hijos a diuersas partes

Después de aber comido y beuido todo el pueblo y hécholes merçedes de rropas, les hablaron Monteçuma y Çihuacoatl, diziendo: "Hermanos y hijos, hermanos y nietos nros, ya os consta esta temareria y grande hanbre es en general, que no nos lo prouocan nuestros enemigos los de los pueblos lexanos ni los bençidos en guerras, que esto es en general, no ay de quien quexarnos, que es el çielo y la tierra, los ayres, mares, montes, cuebas, benido y mandato de los que rrigen el çielo y las noches; y así, con esto, consolaos y conformaos con ellos. Y pues no podéis sustentar a tantos hijos, hijas, nietos, determiná de dar buestros hijos a estraños, porque con el maíz que sobre ellos os dieren, que estarán como en depósitos, comiendo, beuiendo, contentos, a plazer, y bosotros toleraréis ura estrema nesçesidad y hanbre". Con esto y con otras muchas consolatorias palabras les esforçó. Y con esto, los mexicanos, hombres, mugeres, niños, donzellas, alçaron un llanto dolorido rrindiendo las graçias al rrey Monteçuma. Y así, muchas pobres mugeres despidiéndose de sus hijos y los hijos de sus madres y padres, mucha cantidad de mançebos y de donzellas, ellos propios se bendieron a las personas rricas que tenían troxas de maíz. Se bendían por un almud de maíz, otros por más, otros por menos, que fue la mayor conpasión del mundo. Y así, binieron muchos tepanecas y aculhuaques, ansí mayordomos (calpixques) y mercaderes, a conprar esclauos, y muchos lleuaron a Cuitlahuac y a Mizquic, Chalco, Huexotzinco, Chululan y tolucas y otras muchas partes. Y así, los lleuauan con collares de palo como los que traen los negros agora, que llama cuauhcozcatl, los quales yban todos llorando de dolor y lástima de berse esclauos siendo hijos de mexicanos, la más yllustre que en todo este orbee y mundo mexicano ay. Y algunos yban, de los moços, con esfuerço, arremangados los braços, otros con tristeza, llorando, otros cantando sus desbenturas. [50v] Y llegados a los pueblos, unos serbían de traer y acarrear leña de los montes, otros de labrar sementeras, otros de coxer las sementeras de maíz, en las partes se dio algo de maíz. Otros trayendo de lexos tierras maíz para sus mugeres, hijos, abiendo trabaxado el tiempo se bendió por serbiçio, y biniendo por los caminos trayendo cargado en cacaxtles su maíz y la comida dura, tostada, atado en un canto de la manta, se morían por los caminos de hambre. Lo o[?] y de susçeder tanta mortandad era, abía benido, plaga del çielo, que por los caminos, otros sus casas, se caían muertos; que llamaron los biexos mexicanos a esta hambre y mortandad "ne çe toch huiloc", otros llamaron y pusieron nombre "ne totonaca huiloc" (contrapeste de las costas de Cuextlam). Y fue en tanta manera la manera de la secura hasta los rríos caudales se secaron y las fuentes manantiales, que todos los árboles, plantas, magués, tunales se secaron de rraíz, y esto causó que de ocho partes de mexicanos se fueron y disminuyeron a estrañas partes y lugares, y no solamente los mexicanos sino los pueblos uezinos y comarcanos, Azcapuçalco, Tacuba, Cuyuacan, Culhuacan, Huitzilipochco, Mexicatzingo, Yztapalapan, Chalco, Tetzcoco, acolhuaques, de todo género de yndios se dismmuyeron, que xamás boluieron a su natural, se quedaron por allá con esta hambre y pestilençia, mortandad. Y pasados más de dos años y medio, que començaua ya de mostrarse algún maíz, y los que con esta hambre se fueron xamás boluieron a su natural, pasado este tiempo, Monteçuma llamó a Çihuacoatl Tlacaeleltzin, díxole: "Quisiera, Çihuacoatl, que me dieses uro paresçer, porque mi boluntad, para memoria de mí, quisiérame figurar mi propia figura una peña de las que están en Chapultepec, a una parte, de mi propia estatura, calidad, ábito y rrostro". Rrespondióle Tlacaeleltzin, díxole: "Señor, a mí me paresçe muy bien eso, que así se haga será bien, lo oyan buestros padres y abuelos y los ofiçiales canteros de obra prima". Y benidos, les dixo que Monteçuma quería figurarse una de las peñas de Chapultepec y con el tiempo de la grande hambre y mortandad, ne çe toch huiloc, de un año de su nombre llamado: "y en una de las peñas, de su grandor figuraréis su cuerpo y tiempo de hambre y mortandad". Acabado el edifiçio, binieron los canteros ante Çihuacoatl, dixéronle: "Señor, lo que mandó el rrey Monteçuma y por buestro mandato, tenémoslo acabado de todo punto. Bien podéis yr, señores, a ber la obra y primeza della". Díxolo así a Monteçuma, de que holgó mucho y dixo: "Bámosle a beer. Llegados a Chapultepec, bista la obra tan prima, dixo Tlacaelel Çihuacoatl al Monteçuma: "La obra me a cuadrado muy mucho. Y en otros tiempos, rrezién benidos los mexicanos en estas partes, mandaron labrar y edificar al dios Quetzalcoatl, se fue al çielo y dixo quando se yba que él boluería y traería a nros hermanos. Y esta figura se hizo en madera y se dismmuyó, que no ay memoria de ella, y a de ser ésta rrenobada, [51r] por ser el dios que todos esperamos, que se fue por la Mar del Çielo". Dixo Monteçuma: "Bení acá, Cihuacoatl Tlacaelel, ¿quál de los dos, yo o bos, moriremos el primero?, para se figure ese dios a sus pies no en madera sino en peña, como está mi figura, y para que asimismo aya memoria del origen propinco de rreyes, nra deçendençia, como fue Acamapich, nro abuelo, y tío Huitzilihuitl y Chimalpopoca y nro hermano Ytzcoatl, pues fue comienzo de señorío, grandeza y nombramiento de nro ymperio mexicano, señores absolutos. Y así, os mando , yo fallesçido, en mi lugar, trono, asiento, asistáis bos como tal rrey y señor, porque en todo el ymperio mexicano no hallo otro de tanta abilidad, prudençia y señorío. Y luego, en poz de nosotros, nros hijos y herederos nos suçederán en el trono, pues yo y bos lo emos adquerido y abentaxado en puxança y balor, grandeza, y tan temidos en el mundo, pues os consta en las guerras de Azcapuçalco primeramente y tras dél otros muchos y muy grandes, y la sangre que en ellos emos derramado sobre adquerirlos, tan a costa del ymperio mexicano. Y así no quedarán pobres, pobres ni perdidos nros hijos, nietos, diçindientes, para siempre xamás. Y esto será memoria para ellos, pues entendéis claramente los mexicanos son muy bellicosos y aun traidores en esta parte. Y esto tengamos siempre memoria en adelante pues no sabemos lo que de ellos serám y, en fin, abemos hecho comienço de la casa de nro abusión (teizahuitl) Huitzilopochtli, nro dios tan baleroso". Rrespondió a esto Çihuacoatl, díxole: "Señor y hijo mío, muchas graçias y merçedes os doy por la profunda abilidad y calidad y boluntad buestra". Y con esto salieron de Chapultepec, biniéronse a Mexico. Otro día llamó Monteçuma a Çihuacoatl, díxole: "Tlacaeleltze, tanbién soy abisado que está un sitio muy deleitoso en Guaxtepec donde ay peñas biuas, jardines, fuentes, rrosales, frutales". A esto rrespondió Çihuacoatl Tlacaeleltzin: "Señor, es muy bien acordado que allá se figuren los rreyes buestros antepasados. biemos allá a uro prençipal y mayordomo Pinotetl, que bea, guarde, çierre las corrientes, fuentes, ojos, lagunas, para el rriego de las tierras. Y en el ynter bíe a la costa de Cuetlaxtlan mensajeros traigan árboles de cacao y de hueynacaztli para plantar allí, y las rrosas y árboles de yuluxuchitl, pues ay para ello partes, lugares ymportantes, que sea de perpetua rrecordaçión y memoria buestra. Y entonçes, siendo serbido, yremos allá a beer las labores de las peñas de huestros antepasados". Y con esto, fueron diuersos mensajeros por los árboles de cacao y rrosales, yulloxuchitl, yzquixuchitl, cacahuaxochitl y huacalxuchitl y tlilxuchitl, mecaxochitl, "todo lo qual traigan con rraízes para trasplantar en Guaxtepec". Y así, el prençipal, llegado a la costa de Cuetlaxtlan, hecho su baxada a los de las costas, luego su cumplimiento truxeron todos los árboles con rraízes y [51v] bueltos en petates y las rrosas con rraízes, cosa que de que tanto holgó Monteçuma, de beer cosas que xamás abían bisto los mexicanos, por ser cosas de tan suaues olores y bistosos. Asimismo binieron mucha cantidad de yndios para los plantasen y tubiesen cuidado dellos, fueron más de quarenta de ellos, con sus mugeres y hijos, a quien hizo Monteçuma muchas merçedes. Y acabados de plantar, estando presente Monteçuma en Guaxtepec y delante dél, se començó la labor de los rreyes antiguos en las peñas. Y los yndios de la costa dixeron al mayordomo mayor de Monteçuma luego les diesen papel de la tierra, llaman cuauhamatl o texamatl, y ulli (batel) y copal y punçaderas de nabanjas, y luego, en la parte que abían plantado los árboles, hazen sacrifiçio y sahúman y se sacan sangre de ençima de las orejas con lágrimas y rreberençias, salpicando y rroçiando los árboles plantados. Y dende algunos años, serían dos o tres, dieron fruto los árboles de cacao y yuloxochiles, se admiraron los propios de la costa, porque dixeron que en su tierra no se dauan hasta siete años cunplidos. E bisto esto, Monteçuma dixo a Çihuacoatl Tlacaeleltzin: "Mirá lo que os digo, que esta benida tan temprana de cacao y rrosas, ates de muchos días será por ello nro fin, y así, luego tomemos de ellos y nos cubramos los cuerpos de rrosas y cacao, pues los dioses an de permitir por esto nro fin". Y hecho esto, començó luego a llorar Monteçuma amargamente, sintiendo estar al punto de la muerte. Y luego otro día fallesçió el rrey Monteçuma Ylhuicamina. Hizo luego benir Çihuacoatl Tlacaeleltzin a todos los prençipales mexicanos, díxoles: "Ya es fallesçido Tlacateccatl Monteçuma Ylhuicamina y lo lleuó a su casa el abusión (tetzahuitl) Huitzilopochtli. Ya paresçe que la carga traía cargado aquí fenesçió, el mando tenía en la mexicana gente. Y así el tiempo comigo, tan benedizo soy como qualquiera de nosotros, tanbién en mi muerte diréis otro tanto". Con esto los prençipales mexicanos començaron a llorar y a darle esfuerço y ánimo a las muchas adbersidades, trauajos que suele la fortuna acarrear y traer. Y les dixo a los prençipales y señores mexicanos que a quién querían ellos elexir por señor natural: "que bosotros lo abéis de señalar con el dedo y, hecho esto, daremos a todos los comarcanos señores Tezcuco, Tacuba, Azcapuçalco, Cuyuacan, Tacuba, Culhuacan, Suchimilco, Mizquic, Cuitlabaca, Chalco y los demás pueblos lexos de aquí lo bengan a beer y tender y a obedeçer". Y de una boz y consentimiento dixerom que su boluntad y querer de ellos era fuese su rrey y señor que rrigiese, gouernase el ymperio mexicano a Tlailotlac Çihuacoatl Tlacaeleltzin, "como a berdadero heredero y defensor nro que a sido con el rrey Monteçuma". Y con esto, dixeron Tlacateccatl, Tlacochcalcatl y [52r] Acolnahuacatl y Eshuahuacatl, Ticocyahuacatl, Tlilancalqui, Tezcacoacatl, Tocuiltecatl, Huiznahuatlaylotlac, Cuauhnochtli, dixeron: "Pues, señores mexicanos, pues está así mandado y es buestra boluntad, así lo queremos, esforçémosle a que lleue esta carga de este ymperio". Y así, le hizieron la obidiençia y lo alçaron por tal su rrey y señor, y tras de estos señores prençipales mexicanos luego todo el pueblo por lo consiguiente. Rrespondió Çihuacoatl Tlacaeleltzin, rrespondió al pueblo, díxoles: "Hermanos y hijos míos, parientes, amigos, los que aquí estáis presentes, lo tratáis de señorío yo siempre lo fue y soy, y lo del gouierno no açeto a ello porque caso yo, como segunda persona siempre fui del rrey y rreyes que an sido, digo que andando días pondré y señalaré el que a de ser rrey, rregir y gouernar el ymperio mexicano, y yo le guiaré, amonestaré, abisaré y aconçexaré lo que toca al buen gouierno de la rrepública mexicana; y por este estilo y rrazón mis hijos an de ser segunda persona de los rreyes fueren de este ymperio mexicano. Y así, con esto, aguardad lo que más conbença". Rrespondieron todos los prençipales mexicanos que fuese como mejor lo mandase y a ellos y a la rrepública mexicana conbenga. "Y para esto bayan y llamem a los prençipales señores de Aculhuacan, Neçahualcoyotl, y al de Tacuba, Totoquihuaztli, y para esto yd bos, capitán Tezcacoacatl y Tocuiltecatl, para bengan a rreconosçer a su rrey y señor Axayaca, puesto y elexido por el senado mexicano". Y llegados a ambos pueblos y explicado su baxada, dixeron luego yrían al mandato, y les dieron de comer y les dieron rropas muy galanas y cotaras doradas y otras muchas cosas.